19/7/08

MI AMIGA GABY

¿Será que cuando somos más chicos es cuando se siembran, riegan y cosechan las más grandes amistades?
A nadie le parecerá extraño que yo les cuente que mi gran amiga del secundario (arrastre desde el primario) fue la Gaby, mi par, mi compañera de banco, de andadas, de gimnasia, de inglés y de tardes eternas.

Yo la pasaba a buscar a la Gaby, íbamos a gimnasia, volvíamos, tomábamos la leche y hacíamos de cuenta que estudiábamos. Claro que también tuve otras amigas y ella también con las cuáles engañábamos esta especie de "matrimonio amistoso".

Estudiábamos inglés juntas en la Cultura Británica en el centro. Reíamos desde que subíamos al colectivo, parábamos durante la hora de clase y volvíamos a las carcajadas otra vez. Ni quiero pensar que habrán visto en nosotras los demás pasajeros, eso sí, nosotros en ellos veíamos a la Gioconda, a los Bee Gees o algún que otro actor de telenovela del momento.

Yo era especialista en ponerla nerviosa a la Gaby, era la última en sentarme cuando entrábamos al aula y, además, no llevaba las hojas Rivadavia dentro de la carpeta sino sueltas y me pasaba largos minutos tratando de embocarlas hasta que ella con su carácter decidido me decía: traé para acá y me las encarpetaba.
Rara vez nos hemos peleado, una vez que nos enojamos y sufrí tanto que en casa me intimaron a la reconciliación. Todavía recuerdo cuando golpeé su puerta ataviada con mi jardinero de jean para invitarla a dar una vuelta por las sierras con mis viejos.

Cada cuál guarda sus recuerdos más preciados, nos gustaban algunos chicos y le poníamos nombres ficticios, hacíamos promesas absurdas si algún profe no nos hacía pasar. Rogábamos que práctica contable nos tocara al mismo horario, nos alegrábamos ante la felicidad de la otra y sufríamos ante la tristeza.

Circunstancias, sólo eso, nos jugaron en contra para un distanciamiento que hoy resulta corto en el tiempo. ¿Vieron cuando dicen 20 años no es nada? Bueno, no es nada. No fue nada. El día del reencuentro luego de los 25, a pesar de que nos veníamos preparando de hace tiempo, nos vimos allí y vino un abrazo, y otro, y nos tocábamos el pelo, las manos, la cara. Y éramos las mismas. Las de antes, las incondicionales: Vanadía - Rampulla. Otra vez. Como siempre. Dos mujeres con otras mochilas y otras historias pero con una gran historia en común, dulce, inocente y cómplice.
Para mí este año, en el día del amigo, es importante en este aspecto: además de haber recuperado un grupo que trascendió y marcó mi vida sin darme cuenta, recuperé a mi gran amiga, a la Gaby, mi par de la adolescencia, por eso estas palabras. Ross



Las fotos son del primario y el secundario. Es curioso: en todas estamos en la misma ubicación sin pensarlo.